LUCES Y SOMBRAS DE ULISES HEUREAUX
Extracto:
"Sin embargo, entre tantas sombras aparece de vez en cuando algún rayo de luz.
Se brinda a Martí hospitalidad y recursos para la magna empresa a que había consagrado su vida, permitiéndose la salida por Monte cristi de la expedición que iba a libertar a cuba. Lilís recibió al apóstol a media noche, y después de poner una suma en sus manos, le condujo hasta la puerta trasera de su residencia, diciéndole al despedirse: “el general Heureaux acaba de atenderlo y complacerlo, pero procure, señor Martí, que el Presidente de la República no lo sepa”.
Ulises Heureaux había nacido en Puerto Plata en el año de 1845, tenía, pues, a su muerte, cincuenta y cuatro años. De origen humilde, negro de color, aunque con alguna sangre blanca hizo sus primeras armas en la guerra de la Restauración a las órdenes del general Gregorio Luperón. obtuvo todos sus grados por méritos de guerra, en las filas del Partido azul, participando en el derrocamiento de los Gobiernos de Báez, González y Guillermo. Sostuvo en el cibao, en campaña enérgica y valiente, al Gobierno del más puro y civilista Presidente, ulises espaillat. Siempre victorioso llegó a convertirse en émulo de su viejo jefe, el glorioso Luperón, a quien acabó por desterrar. Sabiéndolo más tarde moribundo, en la isla de Saint Thomas, fue a buscarlo para llevarlo a Puerto Plata, ciudad natal de ambos, a morir rodeado de honores. al llegar le dijo Lilís: es la primera vez que un Presidente sale del país a buscar a su enemigo, y el héroe le contestó sencillamente: era tu deber! Su energía, su valor reconocido y ensalzado por sus propios enemigos, su talento natural, fino y agudo, su sangre fría, su grandeza aún en el mal, habrían hecho de él un Presidente extraordinario, si a esas sobresalientes cualidades no hubiera unido una carencia absoluta de sentido moral, que al servicio de una ambición desenfrenada, le hizo cometer impávidamente los más abominables crímenes. en materia financiera esa negativa cualidad, que sus ya apuntadas dotes hacían más temibles, le llevó a emplear la corrupción como arma infalible y favorita. Trataba primeramente de atraer al enemigo y cuando no lo lograba, recurría a la supresión violenta, al fusilamiento, al veneno, se ha llegado a afirmar, aunque tal vez sin fundamento. Después de una larga paz, caso paradójico, se encontraban las arcas del tesoro totalmente vacías, y el país inundado de billetes de Banco desvalorizados. La corrupción implantada había dado sus frutos. "
(Tomado: De Lilis a Trujillo. De Luis F. Mejía)